Dear St. Raphael community,
Several years ago I wrote a series of pastor messages that explored parts of Evangelii Gaudium, “The Joy of the Gospel,” a document from Pope Francis “on the proclamation of the Gospel in today’s world.” I’d like to share here some longer portions of that Church document, as a prelude to the homily I will offer at all of our Masses this coming weekend, and to my upcoming e-newsletter messages, both of which will include important messages about next steps for us as a parish in these times of unprecedented challenges, and unexpected opportunities.
Pope Francis shares with us the following, in a section entitled, “An ecclesial renewal which cannot be deferred:”
27. I dream of a “missionary option”, that is, a missionary impulse capable of transforming everything, so that the Church’s customs, ways of doing things, times and schedules, language and structures can be suitably channeled for the evangelization of today’s world rather than for her self-preservation. The renewal of structures demanded by pastoral conversion can only be understood in this light: as part of an effort to make them more mission-oriented, to make ordinary pastoral activity on every level more inclusive and open, to inspire in pastoral workers a constant desire to go forth and in this way to elicit a positive response from all those whom Jesus summons to friendship with himself. As John Paul II once said to the Bishops of Oceania: “All renewal in the Church must have mission as its goal if it is not to fall prey to a kind of ecclesial introversion”.[25]
28. The parish is not an outdated institution; precisely because it possesses great flexibility, it can assume quite different contours depending on the openness and missionary creativity of the pastor and the community. While certainly not the only institution which evangelizes, if the parish proves capable of self-renewal and constant adaptivity, it continues to be “the Church living in the midst of the homes of her sons and daughters”.[26] This presumes that it really is in contact with the homes and the lives of its people, and does not become a useless structure out of touch with people or a self-absorbed group made up of a chosen few. The parish is the presence of the Church in a given territory, an environment for hearing God’s word, for growth in the Christian life, for dialogue, proclamation, charitable outreach, worship and celebration.[27] In all its activities the parish encourages and trains its members to be evangelizers.[28] It is a community of communities, a sanctuary where the thirsty come to drink in the midst of their journey, and a centre of constant missionary outreach. We must admit, though, that the call to review and renew our parishes has not yet sufficed to bring them nearer to people, to make them environments of living communion and participation, and to make them completely mission-oriented.
Pope Francis presents us with a bold vision for the Church as a whole, and for parishes in particular. He offers us affirmation and encouragement about the kind of good fruit we can bear in our world as Catholic parish… and he presents us with the challenge that while much good is happening, our openness and creativity is needed to bear even better fruit for Jesus’ mission.
I look forward to exploring with you what Jesus has to say to us about bearing good fruit this weekend at Mass!
St. Raphael, patron of healing and those on a journey... pray for us.
Fr. Phil Hurley, S.J.
Pastor
Querida comunidad de San Rafael,
Hace varios años escribí una serie de mensajes para pastores que exploraban partes del Evangelii Gaudium, "La alegría del Evangelio", un documento del Papa Francisco "sobre la proclamación del Evangelio en el mundo de hoy". Me gustaría compartir aquí algunas porciones más extensas de ese documento de la Iglesia, como preludio de la homilía que ofreceré en todas nuestras misas este próximo fin de semana, y de los mensajes de mi próximo boletín electrónico, los cuales incluirán mensajes importantes sobre los próximos pasos para nosotros como parroquia en estos tiempos de desafíos sin precedentes y oportunidades inesperadas.
El Papa Francisco comparte con nosotros lo siguiente, en una sección titulada "Una impostergable renovación eclesial” :
27. Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación. La reforma de estructuras que exige la conversión pastoral sólo puede entenderse en este sentido: procurar que todas ellas se vuelvan más misioneras, que la pastoral ordinaria en todas sus instancias sea más expansiva y abierta, que coloque a los agentes pastorales en constante actitud de salida y favorezca así la respuesta positiva de todos aquellos a quienes Jesús convoca a su amistad. Como decía Juan Pablo II a los Obispos de Oceanía, «toda renovación en el seno de la Iglesia debe tender a la misión como objetivo para no caer presa de una especie de introversión eclesial»[25].
28. La parroquia no es una estructura caduca; precisamente porque tiene una gran plasticidad, puede tomar formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad. Aunque ciertamente no es la única institución evangelizadora, si es capaz de reformarse y adaptarse continuamente, seguirá siendo «la misma Iglesia que vive entre las casas de sus hijos y de sus hijas»[26]. Esto supone que realmente esté en contacto con los hogares y con la vida del pueblo, y no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a sí mismos. La parroquia es presencia eclesial en el territorio, ámbito de la escucha de la Palabra, del crecimiento de la vida cristiana, del diálogo, del anuncio, de la caridad generosa, de la adoración y la celebración [27]. A través de todas sus actividades, la parroquia alienta y forma a sus miembros para que sean agentes de evangelización[28]. Es comunidad de comunidades, santuario donde los sedientos van a beber para seguir caminando, y centro de constante envío misionero. Pero tenemos que reconocer que el llamado a la revisión y renovación de las parroquias todavía no ha dado suficientes frutos en orden a que estén todavía más cerca de la gente, que sean ámbitos de viva comunión y participación, y se orienten completamente a la misión.
El Papa Francisco nos presenta una visión audaz de la Iglesia en su conjunto y de las parroquias en particular. Nos ofrece afirmación y aliento sobre el tipo de buen fruto que podemos dar en nuestro mundo como parroquia católica ... y nos presenta el desafío de que, si bien están sucediendo muchas cosas buenas, nuestra apertura y creatividad son necesarias para dar mejores frutos para la misión de Jesús.
¡Espero explorar con ustedes lo que Jesús tiene que decirnos sobre dar buenos frutos este fin de semana en la Misa!
San Rafael, patrón de la sanación y de los viajeros... ¡ruega por nosotros!
P. Felipe Hurley, S.J.
Párroco